El menú de lujo de Paco Pérez en Enoteca
Todavía con la ilusión intacta por la nueva estrella Michelin de Paco en su Cinco de Berlín, salta en mi Outlook la alerta: “comida trufa blanca Paco Pérez en La Enoteca en 30 minutos”. ¡Hola! Tartufo… Paco Pérez… Um… ¿Y qué? Poco importa, cuando se va de Paco, que haya elementos de lujo en la propuesta culinaria. No es este el placer que regala Pérez. No sé, yo prefería, hoy, derramarme en su menú y que a la salida me regalasen una trufa blanca (o parte) del tamaño de lo “no mandolineado” en mis platos.
Pero las cosas no son así y –me bajo del snobismo del lead- me voy haciendo a la idea de compartir impactos metagastronómicos con los suntuosos aromas de Alba. Lo primero, los snacks de Paco, privilegio al que jamás he querido renunciar: sopa de calabaza (naranja y esfera sorpresa de calabaza entre dos aguas); jamón-jamón (delicado crujiente de jamón con jamón);dunkin de foie (me pillo el azul);soufflé de salmorejo (una patata soufflé rellena del líquido) y el dim sum catalán (de espinacas y piñones).
Nos embarcamos rumbo al tartufo. Consomé del bosque y… Ceps y humedades forestales. Carpaccio de ceps, cigalas y… Un clásico con el turbo italiano. Huevo a baja, parmentier de jamón, caviar y… A tiro fijo, camaradas. Arroz meloso de amanita cesárea y… Previamente, copa con tartufo para oler. Lenguado al gratén, gnocchi de boniato, quisquillas y… Sublime el punto del pescado. Lomo de Wagyu, su jugo, setas, patatas y… El boato que no cesa. Chocolate blanco, yoghourt, mató, membrillo, miel y… ¡Qué placer extravagante de armonías lujuriosas! Queso Crozier blue irlandés entre carquinyolis.
Un menú incontestable. Aunque con Paco limitado a su cara más confortable.
Ya en la calle, la mente se me va nostálgica a Llançà, al Miramar… Y sueño.